Un estudio de la Cruz Roja en Cataluña rompe creencias: concluye que la soledad no deseada es más común en jóvenes que en ancianos

  • El estudio también señala que es más habitual entre los pobres.
Un grupo de jóvenes en la terraza de un bar de Barcelona.
Un grupo de jóvenes en la terraza de un bar de Barcelona.
ACN
Un grupo de jóvenes en la terraza de un bar de Barcelona.

Una encuesta elaborada por el Observatorio sobre 'Soledad no deseada' de Cruz Roja de Cataluña ha concluido que las personas pobres y jóvenes padecen especialmente la soledad no deseada, cuando hasta ahora se pensaba que eran las personas mayores las que sufrían más el aislamiento.

El universo de la muestra son las personas que atiende Cruz Roja en Cataluña y la encuesta se ha hecho a 1.511 personas de las cuatro provincias entre los meses de febrero y mayo de este año, con cuyos resultados se ha elaborado el primer informe del citado Observatorio, según datos aportados este martes por la entidad en una presentación pública.

Ocho de cada diez personas atendidas y encuestadas por Cruz Roja experimentan algún tipo de soledad y, de estas, el 22 % admiten padecer soledad grave o muy grave.

El informe remarca que la soledad no deseada afecta especialmente a los colectivos que sufren pobreza, exclusión y marginación social y es inversamente proporcional al nivel de ingresos.

Los indicadores más altos de soledad se dan entre el grupo de edad más joven, de entre 18 y 29 años, en el que solo un 20,25% se definen como 'no solos', según la Escala De Jong, que se fundamenta en que la soledad es la discrepancia entre las relaciones sociales deseadas y las que efectivamente se tienen.

El sentimiento de soledad no se da necesariamente en personas que viven solas y está relacionado con la falta de relaciones o de vinculación con la comunidad, según el informe.

Así, más de la mitad de las personas encuestadas considera que vivir solo o sola no es bueno o tiene más inconvenientes que ventajas, mientras que el 44,5 % hace una valoración positiva.

El coordinador de Cruz Roja de Cataluña, Enric Morist, ha destacado también la soledad no deseada de las más de 4.000 mujeres víctimas de violencia machista de las que hacen seguimiento en esta entidad, a las que se llama por teléfono para saber cómo están.

Las personas migrantes, las enfermas o con discapacidad o las familias monoparentales, muchas de ellas sostenidas por mujeres solas, son otros colectivos vulnerables en los que la falta de apoyo y aislamiento social son más elevados, según la encuesta.

El 75 % de las personas que han participado en la muestra no dispone de ningún tipo de apoyo profesional ni tecnológico para su cuidado o el de su familia, pero este porcentaje varía en función de la edad y, a partir de los 80 años, más de la mitad reciben algún tipo de servicio.

Las nuevas tecnologías pueden contribuir a paliar las situaciones de soledad y a ampliar las posibilidades de interactuar con los otros, se apunta en el informe y, en esta línea, siete de cada diez personas encuestadas usan diariamente aplicaciones como Whatsapp, redes sociales y videollamadas para relacionar.

Este uso varía en función de la edad y los grupos de edad más joven son los que usan las nuevas tecnologías mucho o bastante.

En este sentido, las personas que se relacionan principalmente de manera virtual presentan indicadores de soledad más elevados, una situación que puede suceder, según los representantes de Cruz Roja, por el hecho de que las redes sociales y la tecnología no pueden sustituir las emociones y las sensaciones.

El informe también pone de relieve que el confinamiento y las restricciones impuestas durante la pandemia provocaron un aumento del sentimiento de soledad, y uno de cada cuatro piensa que ha incrementado esta sensación, un aumento "que ha sido más acusado entre las mujeres de los colectivos más jóvenes y entre los hombres que viven solos", se afirma en el informe.

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